CAPITULO XI

Estamos ya terminando el mes de Enero y Vicente está muy enfermo, ya no sale absolutamente nada de casa, la artritis le está pasando factura, tiene una inmovilidad exagerada y le duelen mucho las piernas, lo poco que anda lo hace ayudado de una muleta en su brazo derecho, la noche del día treinta y uno se cae en su casa, no se tropezó, ni resbaló, ni nada, simplemente le flaquearon las piernas y se vino abajo, llamaron a una ambulancia y le trasladaron al hospital, allí estuvo ingresado todo el mes de Febrero aquejado de una rara enfermedad, una polineuropatía sensitivo motora, que le impedía mover las piernas y las manos, durante todo ese tiempo Maribel le daba de comer -no podía sostener la cuchara o el tenedor en la mano-, le aseaba, le llevaba al baño y en definitiva le atendía en todas las tareas porque no se podía valer por sí mismo, los médicos le estaban recetando más de 20 pastillas diarias, entre las cuales una le hacia tener sueños en voz alta, no dejaba dormir a su compañero de habitación -Andrés- ni tampoco a Maribel, que todas las noches se quedaba allí, incómoda, en una simple silla, para atenderle, siempre soñaba, a veces a gritos, en una de tantas de esas noches, de madrugada empezó a gritar:

- ¡Copi, pasa!
- ¡Niña, que Copi está aquí! ¿no le ves?
- Pasa, chiquitín... Venga ¡entra!
- Mira niña, ¡qué bonito viene!, está en la puerta... ¿le ves?
Y así se tiró toda la noche, a la mañana siguiente, cuando se lo contaron no se lo podía creer, parecía mentira como echaba de menos a su perro.
El día veintinueve de febrero le dieron el alta y Maribel le llevó a casa en su coche, estaba deseando llegar para ver a Copi, al llegar el perro no paraba de subírsele encima, dando saltos de alegría, lamiéndole las piernas, con una cara de expresividad que lo decía todo, demostraba una felicidad y alegría impresionante, tal vez el perro pensaba en su interior:
Vamos, mi amo, ¿no decías que yo me escapo mucho? Pues tu te has tirado un mes entero escapado.



EPILOGO

Esta corta novela basada en un hecho real es verídica, Copi ya es adulto, tiene ahora tres años y su dueño soy yo, autor del relato.
Copi tiene todos los atractivos de un perro casero que se puedan desear: Es inteligente, cariñoso, obediente, respetuoso con las plantas, juguetón, come absolutamente de todo,es demostrativo, receptivo, ordenado y limpio.