CAPITULO VIII


Parecía que Copi ya no hacía tantas travesuras, ya no cogía las cebollas y las patatas de la cocina, no en vano llevaba siete meses con sus nuevos dueños y estos le habían educado muy bien, le seguía gustando beber en el estanque y los peces ni se asustaban , ya estaban acostumbrados a la presencia de esa lengua absorbente en su agua y a veces se acercaban tanto que pareciera que quisieran mordérsela, por su parte el perro los miraba atentamente, como jugando con ellos, les ladraba como para que se muevan rápido y algunas veces metía hasta la pata en el agua provocándolos claramente, no había duda que se lo pasaba en grande con ellos. En la parcela corría a su antojo detrás de langostas y lagartijas, en cierta ocasión iba a entrar Vicente en la bodega cuando vio una lagartija que se metía, Copi que iba a su lado, salió disparado a por ella y la enganchó, la sacó de la bodega jugueteando por todo el jardín, la cogía con la boca, la soltaba, la lagartija salía corriendo y el perro con gran velocidad la volvía a atrapar, de nada le sirvió a la pobre lagartija desprenderse del rabo como medida de defensa, Copi no hizo el menor caso al rabo, que se movía constantemente, estuvo muchísimo tiempo jugando así hasta que tal vez la lagartija se le escapó o terminó matándola con tantos bocados, aunque su intención ni mucho menos era comérsela, sólo lo hacía por jugar.
A raíz de aquello y durante mucho tiempo después, cada vez que el perro traspasaba la puerta de la bodega ladraba y buscaba a la famosa lagartija, nerviosisimo escudriñaba por los rincones olisqueando todo el suelo, ¿cómo se le llegó a grabar ese episodio en su cerebro para seguir haciéndolo hasta 2 años después?.

Hoy Maribel ha vuelto a traer dos cosas para Copi, una es una bolsa de golosinas de esas que se les dan a los perros como premio cuando se portan bien, la otra en un juguete de plástico gomoso muy duro para que jugando se afile los dientes, las golosinas se las ha llevado Vicente a un cajón de la mesa de su despacho y cada vez que le llama por su nombre y abre el cajón el perro corre raudo a por su premio, sólo le da una al día, pero el animal ha aprendido a distinguir el sonido que hace el cajón al abrirse y cada vez que Vicente va a coger aunque sea un bolígrafo, corre desde se encuentre sin ni tan siquiera llamarle, parece mentira la inteligencia del perro que rápidamente ha asociado el sonido del cajón con las golosinas.
Al juguete de plástico duro le llaman “el hueso”, palabra que Copi ha llegado a distinguir perfectamente de las demás, con él se afila los dientes constantemente, juega y corre por la casa, es “uno más” de sus juguetes, pero este no lo puede romper como la chuleta que tuvo, es durisimo y está hecho así precisamente para que los cachorros mantengan los dientes fuertes

Al lado del pueblo hay unos montes elevados a los que se llega a sus cimas a través de un camino forestal, es un sitio precioso por la vista que desde arriba se contempla, se ve todo el pueblo allá abajo y se distingue perfectamente la carretera de acceso así como calles y plazas, es una zona acotada porque hay muchos conejos y los cazadores en época abierta van allí a capturarlos, Maribel y Vicente ya han subido muchas veces para buscar espárragos y divisar el paisaje, en otras ocasiones han sacado fotos, la primavera es época de cria y los conejos salen de sus madrigueras por doquier, pero hoy, han querido llevarse a Copi con ellos, para que disfrute también de una mañana preciosa soleada, en el coche Maribel sujetaba en sus piernas a Copi que iba muy nervioso -odia montar en coche y se pone incontrolable- mientras Vicente conducía, los caminos no son buenos, están muy bacheados y son solo aptos para vehículos todoterreno, Vicente ha dado por debajo ya varias veces y circula muy despacio, pero por fín llegan a la cumbre y sueltan al perro, que era la primera vez que allí le llevaban, nada más bajar Copi se dá unas cuantas carreras a un ritmo frenético, sigue corriendo, esta vez más lejos, sus dueños le llaman para que no se aleje demasiado, está nervioso, feliz, contento, vuelve hacia ellos a una velocidad vertiginosa, mientras Vicente y Maribel escudriñan el paisaje con la vista, notan de pronto, la falta del perro, miran a su alrededor y no está, le llaman a gritos y no aparece y por último Vicente a lo lejos, a más de un Kmt.., ve que se mueve algo blanco, algodonoso, cerca de una casa de labor, dirigen los dos hacía ese punto la vista, tal vez pensando que podía ser Copi y le chillan lo más fuerte que podían, a lo lejos se ve la mancha blanca que va corriendo hacia ellos y estaba a sus pies en no más de medio minuto, este perro corre más que un galgo, después jadeante por las carreras se puso a escarbar en una madriguera de conejos que había junto al camino y sacó una montaña de tierra, Vicente tenía razón cuando al principio de llevarle a casa dijo que tenía toda la pinta de un cazador, la velocidad, las posturas, etc..., así lo hacía presagiar.

Tras las carreras y después de haber disfrutado de las vistas, volvieron los 3 a casa y Copi -como siempre- sació su sed en el estanque de manera autómata.